Nunca aceptaré
Para mí, el mes de Agosto es un mes bonito, porque tengo cumpleaños, el de mi papi, y celebrar un año más con él, es muy, pero que muy importante.
Pero cuando llegan las fechas de cumpleaños, me acuerdo de las personas que no estarán con nosotros, y a medida que se va a cercando mi cumpleaños, me acuerdo de mi pequeño Napoleón. este año me he propuesto no jorobar mi día de cumpleaños dedicándole a él una entrada triste, pero no prometo nada, lo mismo de aquí a que llegue, es lo que me surge escribir ese día y lo hago.
Pero como hoy me acordé de él, pues os escribo algo que me parece que nadie debería olvidar.
A veces, da igual el animal que uno tenga como mascota, desde el pez más simple y pequeño, pasando por la tortuga, el perro, el gato y hasta la serpiente... Todos ellos, son seres vivos, animales que en un momento de nuestra vida decidimos comprar o nos regalaron con el mayor de los cariños.
Para mí no puede existir nada más hermoso que regalar un ser vivo a otra persona, en especial si se trata de un animal, ya que significa que eres capaz de confiarle la vida de otro ser, y por consiguiente, extenderlo a que le confiarías tu vida.
A Napoleón me lo compró mi abuela, cuando cumplí 18 años, me hice mayor de edad, y ella consideró, que si quería un ser vivo a mi cargo, era porque lo iba a hacer parte de mí, parte de ella, para mi significó mucho ver a mi bolita, inquieta, nerviosa y temblando dentro de enorme caja de cartón donde lo metieron, seguramente pensó que era un gran campo de batalla para una cosa tan pequeña.
Cuando llegamos a casa, yo no quería ni molestarle, se metió corriendo debajo de su casa y estuvo tres días sin salir, ya, temerosa porque no comía nada, decidí molestarle en su morada y le quite la casa. Cuando inspeccionó el terreno y vio que nadie le iba a hacer daño, se convirtió en la cobaya más atrevida de todas.
Tanto es así, que mi madre, la que se había negado a cuidarle y acercarse a él, venía cada mañana a saludarle. A veces aun me dices que echa mucho de menos entrar a casa y no oírle gritar por la alegría de verla.
Al que no comprenda de que hablo, me da igual, Napo era parte de mí, y cuando se marchó, se llevó con su pequeño cuerpecito una parte de mí, y por mucho que me digan que es ley de vida, para mí, siempre seguirá doliendo que se marchara de mi lado, porque era en muchas noches de soledad mi mayor consuelo.
A veces en verano, me sentaba a mirarle, solo mirarle, le veía correr, moverse en su casita, y cuando parecía darse cuenta de mi presencia, me miraba, se acercaba a los barrotes y se ponía de pie, yo le saca la mayoría de las veces, era mi consentido, era mío, mi problema si le tenía en brazos siempre, mientras yo estuviera dispuesta, ¿Qué le importaba al mundo?
Le cogía, le soltaba por la habitación y me sentaba con él en el suelo, me ponía a leer, y me encantaba cuando venía corriendo con todas sus fuerzas para saltar sobre mis piernas, meterse bajo el libro y sentarse en medio, entre mi vista y las letras, allí, se hacía un ovillo y me miraba hasta que empezaba a acariciarle y sus ojitos se cerraban y dormía.
No me importaba no leer, me sentía en paz, y como alguien me dijo alguna vez "Si alguien se duerme en tu presencia es que confía en ti".
GRACIAS NAPO POR CONFIARME TU VIDA.
Comentarios
Tuvo que ser muy buen elemento el buen Napoleón, mejor que el que tuvo ese nombre y casi nos vuelve franchutes.
Saludos profe
Disfruta de este y todos los demás meses y quédate con todo lo bueno.
Un besote!!
Hola niña buenos diassssssss que tal todo? Espero que hays tenido un buen mes de agosto, nosotros como viste en las fotillos no ha estado malejo.
bueno pues nos vamos leyendo que tambien os he echado de menos un montón.
un besoteeeeeeeeeeeeeeeee